Hola queridos hermanos.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano 1 Juan 4: 7-21
Queridos hermanos, me dirijo hacia ustedes por un motivo especial. Nosotros somos humanos y pecadores, por eso cometemos faltas y tenemos la necesidad de estar íntimamente ligados a Dios. Últimamente estuve leyendo mucho el Deseado de toda las Gentes, los evangelios y un poco las cartas. Todo esto por algunas razones:
1 Entre tantas discusiones teológicas, doctrinales, interpretaciones y demás; he visto cómo se va perdiendo el amor a nuestro prójimo y a Dios mismo.
2 Hace cuatro años me distancié un poco de la IASD dado a la frialdad (por no decir falsedad de muchos, no todos aclaro) y la indiferencia de muchos hermanos. En aquel entonces solía tener mucho prejuicio y criticar por demás. Luego de un tiempo, intentando remediar mi mal, me di cuenta de un gran problema.
3 Jesús le respondió al intérprete de la ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De esto dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” Mateo 22:37-40. Noté que el cumplimiento de estos dos mandamientos que engloban a los diez los estaba tomando muy livianamente.
4 Con esto noté que también estaba en el mismo error que muchos en encerrarme en mis ideas y de no preocuparme por mi hermano.
Con todo esto y leyendo el texto que puse al principio… si yo por defender una posición doctrinal o profética agredo a mi hermano y me desligo totalmente de él ¿Estaré cometiendo una falta? Si yo le cierro mis puertas y no hablo más al corazón de esa persona ¿Seré salvo? ¿Cuál es el límite?
Y si yo no tengo amor en mi corazón, ¿Quién gobierna mi vida? ¿Entiendo realmente de qué amor me habla Dios?.
Todos estos planteos los hago dado a la tristeza que me genera todas estas peleas que están habiendo en la IASD y como algunos de nuestros ministros en vez de ser pastores del rebaño son lobos rapaces.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano
Yo creo que esto hace una gran marca entre los verdaderos cristianos que tienen el Espíritu de Dios y los que no.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano 1 Juan 4: 7-21
Queridos hermanos, me dirijo hacia ustedes por un motivo especial. Nosotros somos humanos y pecadores, por eso cometemos faltas y tenemos la necesidad de estar íntimamente ligados a Dios. Últimamente estuve leyendo mucho el Deseado de toda las Gentes, los evangelios y un poco las cartas. Todo esto por algunas razones:
1 Entre tantas discusiones teológicas, doctrinales, interpretaciones y demás; he visto cómo se va perdiendo el amor a nuestro prójimo y a Dios mismo.
2 Hace cuatro años me distancié un poco de la IASD dado a la frialdad (por no decir falsedad de muchos, no todos aclaro) y la indiferencia de muchos hermanos. En aquel entonces solía tener mucho prejuicio y criticar por demás. Luego de un tiempo, intentando remediar mi mal, me di cuenta de un gran problema.
3 Jesús le respondió al intérprete de la ley: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De esto dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” Mateo 22:37-40. Noté que el cumplimiento de estos dos mandamientos que engloban a los diez los estaba tomando muy livianamente.
4 Con esto noté que también estaba en el mismo error que muchos en encerrarme en mis ideas y de no preocuparme por mi hermano.
Con todo esto y leyendo el texto que puse al principio… si yo por defender una posición doctrinal o profética agredo a mi hermano y me desligo totalmente de él ¿Estaré cometiendo una falta? Si yo le cierro mis puertas y no hablo más al corazón de esa persona ¿Seré salvo? ¿Cuál es el límite?
Y si yo no tengo amor en mi corazón, ¿Quién gobierna mi vida? ¿Entiendo realmente de qué amor me habla Dios?.
Todos estos planteos los hago dado a la tristeza que me genera todas estas peleas que están habiendo en la IASD y como algunos de nuestros ministros en vez de ser pastores del rebaño son lobos rapaces.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano
Yo creo que esto hace una gran marca entre los verdaderos cristianos que tienen el Espíritu de Dios y los que no.
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