CAPÍTULO 1
¿Por qué tener un Manual de la iglesia?
¿Por qué la Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene un Manual de la iglesia? Dios es un Dios de orden, tal como se evidencia en sus obras de creación y redención. Por lo tanto, el orden pertenece a la esencia de su iglesia. El orden se alcanza por medio de principios y normas que guían a la Iglesia en sus operaciones internas y en el cumplimiento de su misión al mundo. Para que sea una organización eclesiástica exitosa al servicio del Señor y de la humanidad, necesita orden, reglamentos y disciplina. Las Escrituras afirman: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40).
Elena de White señaló esta necesidad en 1875: “La iglesia de Cristo está en constante peligro. Satanás está procurando destruir al pueblo de Dios, y la mente de un hombre, el juicio de un hombre, no es suficiente como algo en que confiar. Cristo quiere que sus seguidores se mantengan unidos en la iglesia, observando orden, teniendo reglas y disciplina, y que todos se sujeten unos a otros, estimando a los demás mejores que sí mismos” (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 489).
Pero los líderes no crearon rápidamente un libro de reglamentos para el gobierno de la Iglesia, aun cuando durante los primeros años de la Iglesia se celebraba anualmente el Congreso de la Asociación General, y los delegados votaban acuerdos referentes al orden y la vida de la iglesia. Finalmente, el Congreso de la Asociación General de 1882 votó la preparación de “instrucciones para los dirigentes de la iglesia, que debían ser impresas en la Review and Herald o en forma de folleto” (Review and Herald, 26 de diciembre de 1882). Este acuerdo revela la creciente comprensión de que el orden en la iglesia era imperativo, si se quería que la organización eclesiástica funcionara con eficiencia, y de que la uniformidad en tal orden exigía que sus principios orientadores se pusieran en forma impresa.
Sin embargo, en el Congreso de la Asociación General de 1883, cuando se propuso que esos artículos se publicaran en forma permanente como un manual de la iglesia, los delegados rechazaron la idea. Los hermanos temían que eso haría caer a la iglesia en la formalidad y coartaría la libertad de sus ministros para tratar los asuntos de orden eclesiástico como desearan en forma individual. Pero este temor, que indudablemente reflejaba la oposición que había surgido veinte años antes contra cualquier tipo de organización eclesiástica, evidentemente desapareció muy pronto. Los congresos anuales de la Asociación General continuaron tomando votos sobre asuntos de procedimientos eclesiásticos.
Aunque la Iglesia se había negado oficialmente a adoptar un manual, los líderes, de vez en cuando, reunían en un libro, o en forma de folleto, las normas aceptadas por la mayoría para la vida de la iglesia. Quizás el más notable de esos esfuerzos haya sido un libro de 184 páginas publicado en 1907 por el pionero J. N. Loughborough, titulado La iglesia, su organización, orden y disciplina, que abordaba muchos de los temas que hoy están contenidos en el Manual de la iglesia.
A medida que la iglesia crecía rápidamente en el mundo entero a comienzos del siglo XX, se fue incrementando la necesidad de un manual de uso mundial para los pastores y los laicos. En 1931, la Junta Directiva de la Asociación General acordó publicar un Manual de la iglesia. J. L. McElhany, que posteriormente fue presidente de la Asociación General, preparó el manuscrito, que fue publicado en 1932.
La frase inicial del prefacio de esa primera edición hacía notar que “se hace cada vez más evidente la necesidad de un manual sobre el gobierno de la iglesia, para establecer y preservar nuestras normas y prácticas denominacionales”.
Nótese la expresión preservar. No hay un intento de crear e imponer repentinamente un modelo completo de gobierno eclesiástico. Se trata, más bien, de un esfuerzo realizado para, primero, preservar todos los buenos acuerdos adoptados a través de los años y, luego, añadir otros reglamentos que nuestros crecientes progreso y complejidad llegaran a exigir.
http://www.adrive.com/public/qHazZt/...20-%202010.pdf
¿Por qué tener un Manual de la iglesia?
¿Por qué la Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene un Manual de la iglesia? Dios es un Dios de orden, tal como se evidencia en sus obras de creación y redención. Por lo tanto, el orden pertenece a la esencia de su iglesia. El orden se alcanza por medio de principios y normas que guían a la Iglesia en sus operaciones internas y en el cumplimiento de su misión al mundo. Para que sea una organización eclesiástica exitosa al servicio del Señor y de la humanidad, necesita orden, reglamentos y disciplina. Las Escrituras afirman: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40).
Elena de White señaló esta necesidad en 1875: “La iglesia de Cristo está en constante peligro. Satanás está procurando destruir al pueblo de Dios, y la mente de un hombre, el juicio de un hombre, no es suficiente como algo en que confiar. Cristo quiere que sus seguidores se mantengan unidos en la iglesia, observando orden, teniendo reglas y disciplina, y que todos se sujeten unos a otros, estimando a los demás mejores que sí mismos” (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 489).
Pero los líderes no crearon rápidamente un libro de reglamentos para el gobierno de la Iglesia, aun cuando durante los primeros años de la Iglesia se celebraba anualmente el Congreso de la Asociación General, y los delegados votaban acuerdos referentes al orden y la vida de la iglesia. Finalmente, el Congreso de la Asociación General de 1882 votó la preparación de “instrucciones para los dirigentes de la iglesia, que debían ser impresas en la Review and Herald o en forma de folleto” (Review and Herald, 26 de diciembre de 1882). Este acuerdo revela la creciente comprensión de que el orden en la iglesia era imperativo, si se quería que la organización eclesiástica funcionara con eficiencia, y de que la uniformidad en tal orden exigía que sus principios orientadores se pusieran en forma impresa.
Sin embargo, en el Congreso de la Asociación General de 1883, cuando se propuso que esos artículos se publicaran en forma permanente como un manual de la iglesia, los delegados rechazaron la idea. Los hermanos temían que eso haría caer a la iglesia en la formalidad y coartaría la libertad de sus ministros para tratar los asuntos de orden eclesiástico como desearan en forma individual. Pero este temor, que indudablemente reflejaba la oposición que había surgido veinte años antes contra cualquier tipo de organización eclesiástica, evidentemente desapareció muy pronto. Los congresos anuales de la Asociación General continuaron tomando votos sobre asuntos de procedimientos eclesiásticos.
Aunque la Iglesia se había negado oficialmente a adoptar un manual, los líderes, de vez en cuando, reunían en un libro, o en forma de folleto, las normas aceptadas por la mayoría para la vida de la iglesia. Quizás el más notable de esos esfuerzos haya sido un libro de 184 páginas publicado en 1907 por el pionero J. N. Loughborough, titulado La iglesia, su organización, orden y disciplina, que abordaba muchos de los temas que hoy están contenidos en el Manual de la iglesia.
A medida que la iglesia crecía rápidamente en el mundo entero a comienzos del siglo XX, se fue incrementando la necesidad de un manual de uso mundial para los pastores y los laicos. En 1931, la Junta Directiva de la Asociación General acordó publicar un Manual de la iglesia. J. L. McElhany, que posteriormente fue presidente de la Asociación General, preparó el manuscrito, que fue publicado en 1932.
La frase inicial del prefacio de esa primera edición hacía notar que “se hace cada vez más evidente la necesidad de un manual sobre el gobierno de la iglesia, para establecer y preservar nuestras normas y prácticas denominacionales”.
Nótese la expresión preservar. No hay un intento de crear e imponer repentinamente un modelo completo de gobierno eclesiástico. Se trata, más bien, de un esfuerzo realizado para, primero, preservar todos los buenos acuerdos adoptados a través de los años y, luego, añadir otros reglamentos que nuestros crecientes progreso y complejidad llegaran a exigir.
http://www.adrive.com/public/qHazZt/...20-%202010.pdf
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